jueves, 13 de noviembre de 2014

Crónica La Cautiva











NOTA: EL PRESENTE TEXTO CONTIENE DESCRIPCIONES DE LA TRAMA DE LA OBRA. 

La Cautiva’, dirigida por Chela De Ferrari, y escrita por Luis Alberto León, se encuentra actualmente en temporada en el teatro ‘La Plaza’ de ‘Larcomar’. 

‘La Cautiva’ se desarrolla en una morgue de Ayacucho, durante la ‘Semana Santa’ de 1984. Así, la acción se ve situada en la región más golpeada por la violencia política; y en uno de los años con mayor cantidad de víctimas mortales que tuvo esta etapa de nuestra historia. 

El montaje se vale de una escenografía y ambientación realista;
recreando de la manera más veraz posible una morgue, en una ciudad de las alturas, a mediados de los años ‘80: paredes descascaradas, iluminación pobre, sonido de radio, anotaciones en pizarras, presencia de camillas, utensilios, cámaras frigoríficas y cuerpos. 

Las interpretaciones durante la primera parte del montaje - donde se presenta rápidamente el contexto y el conflicto de la obra - son de estilo naturalista. Los cuales, a la vez que dialogan adecuadamente con la escenografía y la ambientación ya descritas, presentan el carácter de los personajes. Por un lado, un médico lo suficientemente curtido como para tomar distancia emotiva de la muerte que lo rodea. Por el otro, un auxiliar que no evita verse afectado; tanto por el entorno, como por las atrocidades que va descubriendo. 

Este estilo realista se mantendrá hasta el arribo del conflicto de la obra: el auxiliar recibe órdenes de preparar el cuerpo de una adolescente asesinada para que sea objeto de necrofilia por parte de una tropa del ejército. A partir de este momento, y a través del drama ético del auxiliar, el montaje iniciará una mutación en su estilo, tratamiento visual y sonoro. 

Así, si en un inicio el montaje era realista y concreto - teniendo perfecta concordancia entre ambientación, texto y acción -, éste irá girando hacia un tratamiento visual y sonoro con mayor simbolismo; a través de la composición de imágenes, de la iluminación y de la música. 

Asimismo, los contenidos de los textos y las relaciones entre los personajes cambian a partir del surgimiento del diálogo entre la joven muerta y el auxiliar. Siendo esta relación fantástica entre ambos - en la cual no queda claro, ni es relevante, si es el cadáver quien cobra vida para comunicarse; o si se está representando la neurosis del auxiliar - la que guia el desarrollo de la obra hasta llegar a su desenlace final. 

Expuesto lo anterior, puede entenderse a la estructura de la obra como una anécdota breve - demasiado dura, terrible y concreta - intervenida por un largo ‘intermedio’ de reflexión, duda y fantasía. 

De ser así, ¿Cuál sería el rol de ese ‘intermedio’ fantástico? 

Técnicamente podría afirmarse que éste cumple funciones de contextualización. Los testimonios de la joven muerta dan información de su vida, su deceso, su entorno; los cuales representan el proceso y el martirio de toda una región. Dichos testimonios amplifican el conocimiento de los hechos que se desarrollaban alrededor de la vida del personaje, de manera tal que lo trascienden. 

Además, se debe mencionar que la mayor parte de esta información es presentada de una manera poética; tanto a nivel oral, como visual y físico. Y es en estos momentos donde ‘La Cautiva’ rompe con su premisa inicial de un teatro que pretende representar a la realidad tal cual es, intentando copiarla. Pues, se tiene un montaje que inicia con un paisaje concreto y sin posibilidad de simbolismo alguno; donde los textos, las interpretaciones, la escenografía, la ambientación y la utilería tratan conformar una réplica de la realidad. Sin embargo, llegado a un punto, pasa a convertirse en otro montaje, donde son las voces y los cuerpos de los actores los que construyen la realidad; donde una camilla puede ser un cerro, donde una morgue puede ser un jardín. Se convierte en un montaje donde una breve coreografía puede mostrar, simbólicamente, al drama del cuerpo de un personaje, como el drama del cuerpo de toda una sociedad; resumiendo en sus imágenes todos los dramas. 

Así, ‘La cautiva’ plantea una estética inicial, y la niega para poder ser. Parte de un teatro más conservador y controlado, y decanta por uno más simbólico – siempre dentro de las premisas retóricas del texto dramático -. 

Puede intuirse, entonces, que el trabajo de contextualización - del anteriormente mencionado ‘intermedio’ - es acompañado de una construcción poética que busca sensibilizar más allá de la narración de hechos de espanto, que elude caer en la simple enumeración del horror, que rehúye convertirse en un informe. Pero que no puede sustraerse – no hay forma de lograrlo, frente a hechos tan desgraciados - del inevitable exceso de drama. 

‘La cautiva’ es una pieza de teatro que presenta personajes intensos y complejos, evitando caer en la simplificación, los arquetipos y los prejuicios. Cuenta, además, con actores con la sensibilidad y el oficio necesario para representarlos. 

‘La cautiva’ ofrece una ambientación sonora y lumínica que potencian  y guían la experiencia. Desarrolla, a lo largo del montaje, intensos y hermosos momentos, a través de la composición de imágenes. Y cae también, en ocasiones, en la trampa del melodrama. 

La cautiva’ arriesga a combinar el uso de lenguajes teatrales dentro de una misma propuesta, sin por ello perder sobriedad. Ofrece información histórica repartida de manera inteligente. Arriesga, asimismo, al tomar una anécdota tan concreta y, en el medio de su desarrollo, optar por ampliar la información: corre el riesgo de la redundancia, sin embargo elige contextualizar. Poetiza y embellece, pero no evade la responsabilidad - aunque por momentos tiene la tentación - de dejar que el público pase por el trago amargo de la historia. 

(*) La cautiva se presenta actualmente en el teatro ‘La Plaza’ de ‘Larcomar’. Las funciones son de jueves a martes y continúan hasta el 16 de diciembre. Más información aquí

(*) Foto tomada de la página de facebook de La cautiva’.

(*) Otras notas acerca de la cautiva aquí, aquí, aquí y aquí

Dirección: Chela De Ferrari. 
Dramaturgia: Luis Alberto León. 
En Escena: Nidia Bermejo, Alaín Salinas, Carlos Victoria, Emilram Cossio, Jesús Tantaleán, Rodrigo Rodriguez. 
Director Asistente: Carlos Galiano. 
Escenografía: Chela De Ferrari y Luis Alberto León. 
Coreografía: Ana Correa. 
Diseño y Producción Sonora: José Balado. 
Diseño de Iluminación: Jesús Reyes.

1 comentario: