martes, 30 de octubre de 2012

Crónica ‘Proyecto 1980 – 2000' - FAEL 2012



‘Proyecto 1980 – 2000 El Tiempo que Heredé’ es el segundo espectáculo presentado dentro de la programación del FAEL 2012. Esta propuesta, dirigida por Sebastián Rubio y Claudia Tangoa se presentó en el activo espacio del Patio de las Artes del Teatro Municipal.

Luego de haber estado presente en la segunda función se me vienen a la cabeza dos preguntas:
¿Es Proyecto ‘1980-2000 El tiempo que heredé’ una obra de teatro?
¿Realmente importa si lo es?

Teatro-testimonio, teatro-documental, performance-teatral, performance testimonial y otras varias posibles etiquetas dan vueltas en mi cabeza
mientras me siento profundamente confundido por la experiencia; una mezcla de satisfacción por ser testigo de tan conmovedor, efectivo y honesto trabajo, como de tristeza y conmoción por las fibras que ha tocado en mi.

‘Proyecto 1980-2000’ juega permanentemente en los límites de la representación. Sus 5 intérpretes/ejecutantes/performers se representan a sí mismos, pero a la vez – y sin dejar de ser ellos - a diversos sectores involucrados con las crisis de violencia política y corrupción que han asolado ha nuestro país durante las décadas de los 80’s y 90’s. Así, 5 jóvenes, 5 adultos, 5 personas, son también hijos – o hermanos - de actores de los conflictos: víctimas de desaparición y asesinato, periodistas políticos, militares en zonas de emergencia, políticos condenados por corrupción o asistentes de vladimiro montesinos torres.

La puesta en escena nos propone un espacio pulcro, minimalista, con muy pocos elementos escenográficos. Dentro de ellos destacan una mesa, alrededor de la cual se encuentran las 5 personas,  y una línea de tiempo dominando el fondo del escenario. El primer elemento, la mesa, espacio de comunión, nos plantea desde un inicio una de las líneas principales de la puesta: la posibilidad de juntarnos, de mirarnos las caras, de conversar. Por otro lado, la línea de tiempo servirá como marco para la convención narrativa de cada persona/personaje, para saltar en el tiempo hacia adelante o hacia atrás, para hablarnos de sus rollos personales o para mencionar hechos históricos del país.

Acompaña el recorrido un uso calculado, dinámico e inteligente del lenguaje audiovisual, el cual nos muestra, en diferentes momentos, archivo fotográfico personal de cada intérprete, registro documental sobre hechos históricos, así como imágenes y detalles de cada persona, a través de un sistema de circuito cerrado. Estos tres elementos trenzan, una vez más, este viaje permanente de lo personal a lo colectivo, de la historia personal al ser humano que cada uno de ellos es hoy.

Planteados todos estos elementos se nos ofrece un elemento adicional dentro de la convención narrativa: el tema de la herencia. Esta es encarada desde su lado más científico - menciones acerca de las características físicas de los seres a través de los genes recesivos y dominantes -, el más personal - los avatares familiares durante los momentos del conflicto -, y el más abstracto – que hacen/hacemos con lo que nos ha tocado heredar de esta etapa-.

Es así que ‘Proyecto 1980-2000’ nos permite vernos a través de estos jóvenes. A través de sus ilusiones sobre el futuro o de sus reflexiones sobre el pasado. A través de sus silencios y confesiones, de los reproches familiares – en ocasiones directos, en otras velados – como de su reivindicación a sus seres queridos, de asumir lo compleja y contradictoria de la condición humana, como compleja y contradictoria es nuestra historia.

 ‘Proyecto 1980-2000’ aborda esta difícil temática y sus formas con un lenguaje directo, fresco y por momentos con humor. Logra, de esta manera, que el público tenga que mirar de frente, que evite evadir. Te invita a sentirte parte –es inevitable – sin que tengas que sentirte juzgado. Esquiva la actitud cínica, tanto como la políticamente correcta. Y es ahí, quizá, donde radica el mayor mérito de su contenido: en cuestionar nuestros prejuicios, en decirnos - al ver a esos jóvenes juntos compartiendo sus experiencias - que no hay que olvidar…, pero que tenemos que dejar de juzgarnos.

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