‘Presunto Culpable’ codirigida por Daniel Amaru Silva - a la vez dramaturgo de esta obra - y Rodrigo Chávez, se presentó en ‘elgalpon.espacio’, en una temporada de 4 semanas, entre el 10 de octubre y el 02 de noviembre.
‘Presunto Culpable’ está planteada en un escenario atemporal,
en una sociedad que vive un escenario post-bélico. La anécdota se centra en un
ciudadano que ha sido detenido sin conocer el motivo, y que debe confrontarse con el funcionario
público a cargo de su caso. De esa interacción surge un conflicto marcado por
el absurdo.
Los directores proponen una interesante variante en el uso
del espacio que alberga el montaje. Al tener como único elemento escenográfico
un pequeño cuadrilátero de malla metálica – referencia metafórica a las rejas
de una prisión, a los sótanos de los grandes edificios públicos – se dispuso bloques
de gradería alrededor de éste, generando así la perspectiva de un escenario
semicircular.
Tal como la escenografía, la iluminación propone también
códigos simples y directos. Si a esto se le suma la ausencia de recursos
sonoros ajenos a la performance de los intérpretes, se puede concluir que
‘Presunto Culpable’ es un montaje que utiliza los elementos escénicos de manera
tal que fortalezcan y potencien el rol del texto y las interpretaciones.
Las caracterizaciones de los personajes son claramente
opuestas. Por un lado, el funcionario público luce joven y atlético, tiene una
voz impostada y artificial, comportamiento extravagante, viste un uniforme, se
mueve con firmeza y de manera mecánica, secuencial. En contraste, el ciudadano
se ve achacoso, mal vestido y su comportamiento corporal y vocal es más cercano
a las emociones, más cotidiano.
Estas oposiciones se fortalecen en la medida que el
conflicto se desarrolla. Y es que, mientras el ciudadano lucha por entender un
sistema absurdo, el funcionario discurre naturalmente por él; mientras el
ciudadano alega errores e injusticia, el funcionario niega posibilidad alguna
de reclamo; mientras el ciudadano busca una salida a su situación, el
funcionario le aclara que no hay salida posible. En resumen, mientras el
ciudadano trata de ser racional, se encuentra con el representante de un
sistema absurdo y represor.
Es así, a través del conflicto permanente entre los dos
personajes, que el texto que guía el montaje va acumulando tensiones. Además de
ello, el texto propone caminos para ofrecer más información sobre ambos
personajes, mostrando sus humanas contradicciones y evitando con ello caer en
el simple maniqueísmo.
Sin embargo, son estos dos ejes centrales de la estructura
del texto - acumulación de contradicciones e información personal de los
personajes - los que generan la pérdida de ritmo hacia la última parte del
montaje. Pues, si bien la interacción entre los personajes es intensa desde el
inicio, la reiteración de patrones rítmicos - en la estructura de los textos y
en los temas en conflicto – terminan ocasionando una sensación de
predictibilidad y agotamiento.
Asimismo, cabe mencionar la presencia de un discurso ético
de carácter confuso. Esto sucede cuando, luego que el texto marcara con
claridad el absurdo de que el ‘sistema’ pueda acusar a alguien como ‘culpable de no hacer nada’,
sea un mismo representante del ‘sistema’ quien cuestione éticamente la
pasividad, la indiferencia, el no tomar posición de su antagonista.
Dicho esto, queda claro el objetivo del texto, de poner el
tema de la ‘toma de posición’ como objeto de discusión. Sin embargo, que sea
cuestionado por el personaje representante del absurdo, genera una lectura
confusa de ello.
‘Presunto Culpable’ es un montaje teatral que propone un
espacio escénico correcto y austero; con un adecuado y suficiente manejo de los
símbolos a través de la luz, el sonido – o la ausencia de éste – y el
vestuario. Cuenta, además, con interpretaciones sensibles y eficientes que
comparten adecuadamente el peso dramático del montaje. Todo ello al servicio de
un texto que discurre como una comedia negra - con guiños a clásicos
contemporáneos como Kafka y Orwell -
que, si bien decae en su ritmo al final, mantiene al espectador sujeto
al humor, la crueldad, la ternura y el absurdo.
En escena: Carlos Acosta y Gabriel Gonzalez.
Codirección: Daniel Amaru Silva y Rodrigo Chávez.
Dramaturgia: Daniel Amaru Silva.
Dirección de Arte: Aarón Rojas.
Vestuario: Claudia Torres Donayre.
Realización de escenografía: Alex Sermeño.
Asesoría en iluminación: Vanessa Geldres.
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